La adicción a las drogas es una enfermedad compleja.
Se caracteriza por intensos y, en ocasiones, incontrolables deseos de consumir drogas, junto con la búsqueda y el uso compulsivo de sustancias que persisten incluso frente a consecuencias devastadoras.
La adicción afecta múltiples circuitos cerebrales, incluidos aquellos relacionados con la recompensa y la motivación, el aprendizaje y la memoria, y el control inhibitorio de la conducta. Por eso la adicción es una enfermedad del cerebro. Algunas personas son más vulnerables que otras a desarrollar una adicción, dependiendo de la interacción entre la carga genética, la edad de exposición a las drogas y otros factores ambientales. Aunque una persona decide inicialmente consumir drogas, con el tiempo los efectos de la exposición prolongada en el funcionamiento cerebral comprometen la capacidad de elegir, y la búsqueda y el consumo se vuelven compulsivos, escapando con frecuencia al autocontrol o la fuerza de voluntad.
Pero la adicción es más que un consumo compulsivo: también puede generar consecuencias de gran alcance en la salud y en lo social. Por ejemplo, el abuso y la adicción a las drogas aumentan el riesgo de una variedad de trastornos físicos y mentales, ya sea por el estilo de vida asociado al consumo o por los efectos tóxicos de las sustancias. Además, las conductas disfuncionales derivadas del abuso pueden interferir con el funcionamiento normal de una persona en su familia, el trabajo y la comunidad.
Debido a que el abuso y la adicción a las drogas tienen múltiples dimensiones y afectan tantos aspectos de la vida de un individuo, el tratamiento no es sencillo. Los programas efectivos suelen incorporar diversos componentes, cada uno enfocado en un aspecto particular de la enfermedad y sus consecuencias.
El tratamiento de la adicción debe ayudar a la persona a dejar de consumir drogas, mantener un estilo de vida libre de sustancias y lograr un funcionamiento productivo en la familia, el trabajo y la sociedad. Dado que la adicción es una enfermedad, la mayoría de las personas no puede simplemente dejar de consumir por unos días y quedar curada. Generalmente los pacientes requieren atención a largo plazo o episodios repetidos de cuidado para alcanzar la meta final de abstinencia sostenida y recuperación de sus vidas. De hecho, la investigación científica y la práctica clínica demuestran el valor de la atención continua en el tratamiento de la adicción, habiéndose probado e integrado múltiples enfoques tanto en programas residenciales como en contextos comunitarios.


